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sábado, 14 de septiembre de 2024

1984


En el año 1984, Londres es una ciudad lúgubre en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. Winston Smith es un peón de este engranaje perverso y su cometido es reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos. hasta que decide replantearse la verdad del sistema que los gobierna y los somete.

"1984 de George Orwell es uno de esos libros que con el tiempo han alcanzado el estatus de clásico universal pero que sin embargo, al adentrarme en sus páginas, me encuentro en una encrucijada: por un lado, es imposible no reconocer su poder y relevancia, pero por otro me deja un sabor agridulce, quizá porque, como suele ocurrir con los libros con tanto renombre, las expectativas son tan altas que es fácil terminar decepcionada, quizás porque espero más de ellos.
La novela plantea un futuro distópico en el que el control absoluto es ejercido por el Partido, bajo la mirada siempre vigilante del Gran Hermano. Hoy en día, no estamos tan controlados como describe el autor pero si tengo claro que la intención de los gobernantes es desviar la atención del pueblo hacia el mero entretenimiento y este aspecto de 1984, resuena especialmente hoy en día, en la que parece que el poder también busca embotar nuestra conciencia, y esto se consigue gracias a una educación deficiente o a querer privatizarla para que solo puedan acceder a ella los de arriba, los que más tienen, tejida hábilmente mediante reformas y/o decretos que las empeoran, ya que la ignorancia es la mejor forma de desviar la atención hacia actividades o entretenimientos que no enriquecen nuestras capacidades ni fomentan el pensamiento independiente.
A lo largo de la lectura he notado cierto tufillo misógino que por momentos me incitó a dejar de leer el libro, ya que los personajes femeninos de 1984 parecen reducidos a meros instrumentos sin profundidad, algo que resulta desconcertante en una obra que aspira a denunciar la opresión y la falta de libertad. Esta falta de representación compleja de las mujeres sumada a ciertas actitudes hacia la mujer me hizo cuestionar si el libro no peca de reproducir algunos de los temas que critica.
Es imposible no establecer un paralelismo con el presente, en el que cada día estamos siendo observados a través de las huellas que vamos dejando en internet, en los móviles, en nuestros hábitos de compra, al igual que lo hacen las telepantallas de 1984, un tipo de vigilancia, que aunque en principio parezca sutil, se asemeja inquietantemente a la que Orwell describe, donde el poder sobrepasa los límites de la privacidad y la vida personal.
Orwell parece haber anticipado con escalofriante precisión la vigilancia digital que hoy nos rodea y aunque en el mundo actual no nos enfrentamos a un control tan descarado como el que vive el protagonista de la novela, la sensación de ser monitoreados constantemente se vuelve más palpable cada día, además, el poder en esta novela, no tiene un propósito más allá que el de perpetuarse a sí mismo, siendo una crítica feroz al totalitarismo, ya que el Partido no busca el bienestar de sus ciudadanos, sino mantenerse en la cúspide, o al menos llegar a ella a cualquier coste.
Uno de los aspectos más perturbadores de la novela es cómo el poder, especialmente cuando viene por parte de la derecha, busca anular la capacidad de pensamiento crítico de los ciudadanos, generando mentiras y manipulando la realidad. El uso de la propaganda es clave para distorsionar la verdad y se utiliza para crear crispación y dividir a la sociedad. La derecha política, con frecuencia, añade agresividad a sus discursos generando odio y polarización como mecanismos para afianzar su control, al igual que en la obra de Orwell.
Al final, la verdad es maleable, la confusión un arma poderosa y las guerras son excusas para mantener la economía controlada y perpetuar las jerarquías sociales. Este ciclo perpetuo de lucha y dominación resulta familiar cuando observamos cómo algunos políticos utilizan la tensión y el conflicto para mantenerse en el poder o llegar a él, manipulando las emociones y las percepciones de la población.
A pesar de todo lo que la novela ofrece, esperaba más de este libro, que me sacudiese más internamente, que removiera más mis emociones y pensamientos, pero aún así, 1984 no deja de ser un libro con una fuerza y un mensaje potente, imprescindible para entender los mecanismos del poder y el control en la sociedad moderna y Orwell nos ofrece con su lectura una advertencia sobre nuestra realidad y las direcciones que podrían tomar nuestras sociedades, sobre la naturaleza del poder y sus efectos corrosivos, siendo su visión distópica perturbadoramente aplicable a muchos aspectos del mundo contemporáneo".





1949





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