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lunes, 23 de junio de 2025

La abuela que encontró una pistola y disparó


Un pequeño pueblo francés. Al amanecer suenan unos disparos. Una señora mayor ha tomado un arma y ha empezado a disparar a su vecino, también a los policías que han llegado. Así es como el inspector André Ventura descubre a Berthe Gavignol, de ciento dos años, cinco veces viuda, todavía bastante vivaz y con buena puntería. En el interrogatorio que sigue, el más asombroso de su carrera, el inspector Ventura conoce a esta anciana de lengua afilada y gatillo fácil, que empieza a repasar los principales episodios de su larga vida y de su carrera criminal: siete asesinatos con posibles justificaciones. Berthe ha decidido hablar, después de todo, tiene la edad adecuada para limpiar su conciencia y poner su casa en orden entre los rumores que siempre la han seguido. ¿Quién es realmente esta venerable anciana? Ventura no sabe a qué juego está jugando pero está seguro de que para saber la verdad tendrá que cavar muy hondo.

"¿Puede un mismo libro hacerte reír a carcajadas y en la siguiente página, dejarte con los ojos llenos de lágrimas? Si, Benoît Philippon lo consigue con La abuela que encontró una pistola y disparó, que ha sido, sin duda, una de las lecturas que más he disfrutado en lo que va de año. Lo he devorado. Literalmente. Me ha durado un suspiro.
Este libro ha sido una auténtica sorpresa. Tiene ese equilibrio difícil de conseguir entre lo trágico y lo divertido, entre lo duro de la vida y la forma brillante de contarlo con humor.
Es una historia terrible, durísima en el fondo, pero contada con una mezcla de humor, sarcasmo e ironía que funciona a la perfección. A través de una narración sencilla, con capítulos cortos y muy ágiles, el autor construye una novela que es mucho más que una comedia negra: es un retrato crudo, brillante y muy humano de una mujer que ha vivido de todo… y que ya no tiene miedo a nada ni nada que perder.
Berthe Gavignol es mucho más que una anciana pistolera. Es libre, imperfecta, valiente, sarcástica y desbordante de vida. Una heroína feminista, sin pretensiones, sin frases hechas, sin teorías. Ella no predica: actúa y actúa con una puntería —literal y figurada— que la convierte en un personaje inolvidable.
A lo largo del libro, se tocan temas como la guerra, el racismo, el machismo, los malos tratos o el sexo, pero lo más impresionante es cómo el autor logra hablar de todo eso sin resultar denso ni forzado. Cada página mantiene la intriga, la emoción y sí, también hay un misterio que se resuelve justo al final y que te hace querer seguir leyendo sin parar.
La abuela que encontró una pistola y disparó es divertida, fresca, original, dura, tierna y descarada. Para mí ha sido una de las lecturas más intensas del año, es una bofetada con una sonrisa, un espejo en el que no siempre queremos mirarnos y Berthe… Berthe es de esos personajes que te remueven por dentro y que no se olvidan.
Lo he pasado genial leyéndola y no puedo hacer otra cosa que recomendarla. Fascinante, de verdad.  Así que si me estás leyendo... ya sabes!!".

2024




Benoît Philippon


Benoît Philippon es un escritor francés nacido en 1976 y uno de esos autores que no se encasillan fácilmente, por su forma de mirar el mundo, que viene marcada por una infancia vivida entre la Costa de Marfil, las Antillas, Canadá y por supuesto, Francia. Esa mezcla de paisajes, culturas y acentos se nota en su forma de contarnos las historias.
Antes de lanzarse a escribir novelas, Philippon trabajó como guionista y director de cine, tiene un estilo muy visual, muy directo, con diálogos afilados, sobre todo en su faceta como autor de novela negra, un género que ha hecho muy suyo.
Benoît Philippon escribe como quien se ha movido mucho por el mundo, como quien ha escuchado muchas historias y ha aprendido que detrás de cada persona hay una novela posible. Y él, con su estilo directo y con ese equilibrio entre humor y oscuridad, se ha convertido en una de las voces más originales del noir francés actual.







La abuela que encontró una pistola y disparó (2024)
Un pequeño pueblo francés. Al amanecer suenan unos disparos. Una señora mayor ha tomado un arma y ha empezado a disparar a su vecino, también a los policías que han llegado. Así es como el inspector André Ventura descubre a Berthe Gavignol, de ciento dos años, cinco veces viuda, todavía bastante vivaz y con buena puntería. En el interrogatorio que sigue, el más asombroso de su carrera, el inspector Ventura conoce a esta anciana de lengua afilada y gatillo fácil, que empieza a repasar los principales episodios de su larga vida y de su carrera criminal: siete asesinatos con posibles justificaciones. Berthe ha decidido hablar, después de todo, tiene la edad adecuada para limpiar su conciencia y poner su casa en orden entre los rumores que siempre la han seguido. ¿Quién es realmente esta venerable anciana? Ventura no sabe a qué juego está jugando pero está seguro de que para saber la verdad tendrá que cavar muy hondo.

"¿Puede un mismo libro hacerte reír a carcajadas y en la siguiente página, dejarte con los ojos llenos de lágrimas? Si, Benoît Philippon lo consigue con La abuela que encontró una pistola y disparó, que ha sido, sin duda, una de las lecturas que más he disfrutado en lo que va de año. Lo he devorado. Literalmente. Me ha durado un suspiro.
Este libro ha sido una auténtica sorpresa. Tiene ese equilibrio difícil de conseguir entre lo trágico y lo divertido, entre lo duro de la vida y la forma brillante de contarlo con humor.
Es una historia terrible, durísima en el fondo, pero contada con una mezcla de humor, sarcasmo e ironía que funciona a la perfección. A través de una narración sencilla, con capítulos cortos y muy ágiles, el autor construye una novela que es mucho más que una comedia negra: es un retrato crudo, brillante y muy humano de una mujer que ha vivido de todo… y que ya no tiene miedo a nada ni nada que perder.
Berthe Gavignol es mucho más que una anciana pistolera. Es libre, imperfecta, valiente, sarcástica y desbordante de vida. Una heroína feminista sin pretensiones, sin frases hechas, sin teorías. Ella no predica: actúa y actúa con una puntería —literal y figurada— que la convierte en un personaje inolvidable.
A lo largo del libro, se tocan temas como la guerra, el racismo, el machismo, los malos tratos o el sexo, pero lo más impresionante es cómo el autor logra hablar de todo eso sin resultar denso ni forzado. Cada página mantiene la intriga, la emoción y sí, también hay un misterio que se resuelve justo al final y que te hace querer seguir leyendo sin parar.
La abuela que encontró una pistola y disparó es divertida, fresca, original, dura, tierna y descarada. Para mí ha sido una de las lecturas más intensas del año, es una bofetada con una sonrisa, un espejo en el que no siempre queremos mirarnos y Berthe… Berthe es de esos personajes que te remueven por dentro y que no se olvidan.
Lo he pasado genial leyéndola y no puedo hacer otra cosa que recomendarla. Fascinante, de verdad.  Así que si me estás leyendo... ya sabes!!".






domingo, 15 de junio de 2025

El chico de la última fila


Claudio es un estudiante de diecisiete años que se sienta en la última fila. No habla, no participa, no es problemático, no destaca ni por arriba ni por abajo, salvo en matemáticas. Cada clase se le hace más insoportable hasta que Germán, el profesor de Lengua y Literatura, manda escribir una redacción sobre el último fin de semana. A partir de este momento, Claudio empieza a transformarse en alguien que observa, imagina y escribe la vida de otros en un relato por entregas para un solo lector. Ese relato compartido por el discípulo y el maestro se convierte, poco a poco, en un juego cada vez más peligroso para ellos y para quienes los rodean. Un juego que se disputa en dos tableros: el de la vida y el de la literatura.

"Me he leído El chico de la última fila en un solo día. Es de esas obras teatro que te atrapan rápido, no por su sencillez —porque no lo es—, sino por esa mezcla de curiosidad y desconcierto que provoca. Me ha gustado, sí, pero también me ha resultado confusa. Hay algo en su estructura, en la forma en que se entrecruzan realidad y ficción, que me ha descolocado varias veces y aun así, no podía dejar de leer.
La historia gira en torno a un profesor de literatura que descubre el potencial narrativo de uno de sus alumnos, un chico callado, casi invisible, que se sienta en la última fila. Ese chico empieza a entregarle redacciones cada vez más íntimas, casi invasivas, sobre la familia de un compañero. Y lo que al principio parece solo una práctica escolar, se va convirtiendo en algo mucho más inquietante: una especie de juego peligroso entre el deseo de contar, el poder de la mirada, los límites de la ficción y la moral.
Mayorga tiene ese estilo que siempre va un paso más allá. Te hace pensar mientras te hace dudar. ¿Quién está observando a quién? ¿Quién escribe la historia y con qué derecho? ¿Hasta dónde se puede llegar cuando uno escribe?
Aunque la lectura ha sido rápida, me habría gustado que el texto fuera un poco más claro. A veces sentía que me perdía entre los diálogos y las capas de interpretación, pero quizá esa es también su fuerza: ese juego en el que uno ya no sabe si lo que está leyendo es parte de la historia o una reflexión sobre la propia escritura.
Por cierto, esta obra fue adaptada al cine por François Ozon con el título Dans la maison y ganó la Concha de Oro a la mejor película y el Premio del Jurado al mejor guion en el Festival de San Sebastián de 2012.
Resumiendo diría que es una obra de teatro con una lectura breve pero intensa, que te deja con preguntas, que te obliga a mirar desde otro sitio y aunque me ha costado en algunos momentos seguirle el ritmo, me alegra haberla leído".

2006




Juan Mayorga


Juan Mayorga es un dramaturgo, filósofo y matemático nacido en Madrid el 6 de abril de 1965. Creció en Chamberí y estudió Filosofía y Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid. Más tarde completó un doctorado en Filosofía en la UNED, con una tesis sobre Walter Benjamin y amplió su formación en Münster, Berlín y París, de hecho, esa mirada filosófica, crítica y lúcida atraviesa toda su obra.
Pasó por institutos como profesor de matemáticas y también ha sido docente de dramaturgia y filosofía, compartiendo su forma de entender el teatro como una herramienta de pensamiento.
Ha colaborado con compañías como Animalario y trabajado con el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Además, es fundador de la Academia de las Artes Escénicas de España y dirige el Teatro de La Abadía y el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, donde presenta proyectos propios y su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas y estrenada en más de 38 países
Paralelamente, ejerce la docencia en la Universidad Carlos III de Madrid y en la RESAD y desde 2018 ocupa el sillón “M” de la Real Academia Española.
Su teatro es reflexivo, comprometido y siempre deja preguntas abiertas al espectador y sigue escribiendo y dirigiendo con esa mezcla tan suya de filosofía, poesía y verdad.





Premio Europa Nuevas Realidades Teatrales 2016
Premio Nacional de Teatro 2007
Premio Valle-Inclán 2009
Premio La Barraca 2012
Premio Ceres 2013
Premio Nacional de Literatura Dramática 2013
Premio Nacional de las Letras "Teresa de Ávila" 2016
Premio Max al Mejor Autor 2006
Premio Max al Mejor Autor 2008
Premio Max al Mejor Autor 2009
Premio Max a la Mejor Adaptación 2008
Premio Max a la Mejor Adaptación 2013
Premio a las letras "Jimenez Lozano" 2024 otorgado por la Diputación de Ávila
Premio Princesa de Asturias de las Letras 2022
Pemio Max 2025 a la Mejor Adaptación o Versión de Obra Teatral o Coreográfica




El chico de la última fila (2006)
Claudio es un estudiante de diecisiete años que se sienta en la última fila. No habla, no participa, no es problemático, no destaca ni por arriba ni por abajo, salvo en matemáticas. Cada clase se le hace más insoportable hasta que Germán, el profesor de Lengua y Literatura, manda escribir una redacción sobre el último fin de semana. A partir de este momento, Claudio empieza a transformarse en alguien que observa, imagina y escribe la vida de otros en un relato por entregas para un solo lector. Ese relato compartido por el discípulo y el maestro se convierte, poco a poco, en un juego cada vez más peligroso para ellos y para quienes los rodean. Un juego que se disputa en dos tableros: el de la vida y el de la literatura.

"Me he leído El chico de la última fila en un solo día. Es de esas obras teatro que te atrapan rápido, no por su sencillez —porque no lo es—, sino por esa mezcla de curiosidad y desconcierto que provoca. Me ha gustado, sí, pero también me ha resultado confusa. Hay algo en su estructura, en la forma en que se entrecruzan realidad y ficción, que me ha descolocado varias veces y aun así, no podía dejar de leer.
La historia gira en torno a un profesor de literatura que descubre el potencial narrativo de uno de sus alumnos, un chico callado, casi invisible, que se sienta en la última fila. Ese chico empieza a entregarle redacciones cada vez más íntimas, casi invasivas, sobre la familia de un compañero. Y lo que al principio parece solo una práctica escolar, se va convirtiendo en algo mucho más inquietante: una especie de juego peligroso entre el deseo de contar, el poder de la mirada, los límites de la ficción y la moral.
Mayorga tiene ese estilo que siempre va un paso más allá. Te hace pensar mientras te hace dudar. ¿Quién está observando a quién? ¿Quién escribe la historia y con qué derecho? ¿Hasta dónde se puede llegar cuando uno escribe?
Aunque la lectura ha sido rápida, me habría gustado que el texto fuera un poco más claro. A veces sentía que me perdía entre los diálogos y las capas de interpretación, pero quizá esa es también su fuerza: ese juego en el que uno ya no sabe si lo que está leyendo es parte de la historia o una reflexión sobre la propia escritura.
Por cierto, esta obra fue adaptada al cine por François Ozon con el título Dans la maison y ganó la Concha de Oro a la mejor película y el Premio del Jurado al mejor guion en el Festival de San Sebastián de 2012.
Resumiendo diría que es una obra de teatro con una lectura breve pero intensa, que te deja con preguntas, que te obliga a mirar desde otro sitio y aunque me ha costado en algunos momentos seguirle el ritmo, me alegra haberla leído".






Himmelweg (2003)
Estamos en el corazón de Europa, durante la Segunda Guerra Mundial. Hay niños jugando a la peonza, un vendedor de globos, dos novios que discuten en un banco, una estación de tren y una rampa que se eleva hacia una especie de hangar. Y ese delegado de la Cruz Roja que esta noche va a escribir un informe sobre lo que está viendo. Él es los ojos del mundo.



El cartógrafo (2009)
«Érase una vez en el gueto. Mientras todo moría a su alrededor, un viejo se empeñó en dibujar un mapa. Pero como sus piernas no lo sostenían, como no podía ir a buscar los datos que necesitaba, pidió a una niña que lo hiciese por él.» En la Varsovia de nuestros días, Blanca tomará por cierta esa leyenda y se lanzará a la búsqueda del mapa de un mundo en peligro.



La lengua en pedazos (2011)
El duelo entre Teresa de Jesús y un Inquisidor. «Veo en Teresa una insurrecta, un ser a contracorriente en su tiempo y en el nuestro. Hoy como entonces, Teresa es extraña y fascinante; hoy como entonces, asombran su voluntad y su palabra, tan violentamente hermosa. Esta noche la visita su enemigo más íntimo: el Inquisidor. El combate tiene lugar en la cocina del convento. Allí, entre pucheros, anda Dios».



Famélica (2014)
«A día de hoy, la idea comunista no puede realizarse como alternativa al modo de producción capitalista. Puede realizarse dentro del modo de producción capitalista. Es dentro de la empresa capitalista donde los trabajadores pueden, a día de hoy, hacer realidad la idea comunista.»



Amistad (2017)
Dumas en el féretro. Manglano y Ufarte lo velan. Silencio. Manglano rompe a llorar. Ufarte lo consuela. Con esta acotación comienza Amistad, una obra de Juan Mayorga sobre amigos que lo son desde la infancia y cuyas vidas se han ido trenzando en torno a juegos compartidos. La vida, entretanto, les ha tratado de manera muy distinta, tanto en lo económico como en lo social. Hoy, ante el lector, lo que ponen en juego es la propia amistad. Y, al tiempo, cada uno de ellos se pone en juego a sí mismo y se evidencia la dificultad que tienen de comunicarse entre sí, de decirse lo importante.



Intensamente azules (2018)
El escritor Juan Mayorga y el dibujante Daniel Montero Galán se alían para contar una historia sobre el atrevimiento de ver que hace sonreír y pensar a un tiempo.«Esta mañana, al levantarme, encontré rotas las gafas normales y tuve que ponerme las de nadar. Elegí una corbata a juego—las gafas son intensamente azules—y, tras asegurarme de que no había nadie en el pasillo, salí de casa. En el ascensor coincidí con el presidente de la comunidad, el cual no manifestó sorpresa al verme. A la luz de la calle me di cuenta de que él llevaba puestas unas aletas carmesíes, pero conseguí mirar hacia otro lado. Pronto le saqué una buena ventaja, porque él caminaba con difcultad. Había una espiral de gente alrededor del camión del butano, que hoy repartía bombonas de submarinista. En el kiosco, las portadas anunciaban el diluvio.»



El Golem (2022)
El sistema de sanidad pública colapsa. Como muchos otros pacientes en todo el país, Ismael, que sufre una rara enfermedad, está a punto de verse obligado a abandonar el hospital en que lo han venido tratando. Al mismo tiempo, Felicia, su mujer, recibe una inesperada propuesta: Ismael conservará su cama y seguirá siendo atendido si ella memoriza un texto. Parece una tarea sencilla, sin embargo, día a día Felicia percibirá que, conforme haga suyas las palabras de ese texto, que no sabe quién escribió, algo dentro de ella -en sus sueños, en su memoria, en su imaginación; también en su cuerpo y en su voluntad- se irá transformando.



María Luisa (2023)
Usted conoce a María Luisa, aunque quizá no sepa que se llama así. Se ha cruzado con ella en la escalera, o la ha visto en la cola de un supermercado o en la sala de espera de un centro de salud. O en transporte público, porque María Luisa va en transporte público. El momento más emocionante de su semana tiene lugar cada jueves por la tarde, cuando se reúne a merendar con su amiga Angelines. Pero todo cambia cuando uno de esos jueves, al volver a casa, el portero le aconseja que añada algunos nombres en el buzón, pues hay cacos en el barrio y es mejor que no sepan que vive sola. Entonces, María Luisa empieza a vivir una gran aventura.