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miércoles, 20 de diciembre de 2023

Nina Ferrari

Nina Ferrari es una escritora, dramaturga, actriz, directora de teatro independiente y docente argentina que nació en enero de 1983 en Buenos Aires (Argentina).





Piedra sobre piedra (2021)
Este libro es una recopilación de poemas y textos que intentan aportar algunas reflexiones y muchas preguntas sobre ese momento tan particular que nos ha tocado atravesar como humanidad con la Covid-19.

"Maravilloso poemario, escrito durante la pandemia que hemos sufrido, que nos habla del amor, del desamor, del dolor, de la solidaridad y la falta de ella a través de unos poemas y unos textos que nos lleva a un viaje poético del día a día.
Posiblemente sea la mejor manera de cerrar el año con un libro en las manos y que este libro sea de Nina Ferrari y con un precioso prólogo de la también escritora argentina Natalia Bericat".






                           me hace ruido.















































Mariposas negras (2019)
Mariposas negras nos transporta al barrio de veredas recién regadas, timbre de bicicleta en la vereda y vecinas charlando en el almacén. Y cuando nos instala allí, confiados y sonrientes, Nina Ferrari nos descoloca, nos incomoda, desmitifica la visión naif de quienes no conocen el barrio, y lo muestra tal cual es, en su caleidoscopio de luces y sombras que lo vuelven real. El pibe derrotado por un sistema que vende meritocracia y te la cobra en sangre comparte la vereda con las pibas hartas del piropo y con el hombre que encuentra la fábrica cerrada. No hacen concesiones estas Mariposas negras. No se dejan pintar de colores ni se ponen caretas, mientras nos acarician la nostalgia y nos muerden la conciencia. La vida suburbana, desmitificada, pero sin perder su poesía, esa, que solo pueden decodificar quienes la llevan en la piel y en la pluma, nos mira, agita las alas, se nos enreda en el pelo y nos convida a un vuelo de prosa impecablemente imperfecta.
Prólogo de Cecilia Solá.



Sustancia (2020)
En Sustancia, Nina construye bellamente el puente que conecta el universo etéreo con el mundo de la carne y provoca poesía. Demuestra poesía. El poema es la prueba de que podemos vencer a la muerte. Y la muerte, en todo caso, será la prueba de la resiliencia de lo poético.
En la obra de Nina hay mucho barro y mucho barrio. Y, entre ellos, la niña que fue, que sana y sobrevive, porque sanar también consiste en encontrar poesía en la fuerza sublevada de cualquier forma de vida en estado de supervivencia.
Prólogo de Juan Solá.



Los días se volvieron cenizas (2020)
Un abuelo-padre, una hija-madre, un niño-nieto, un accidente, una sala de terapia intensiva, un montón de cartas en un sobre de papel madera. Un diario que se escribe sin otra pretensión literaria que la de Sherezade: para seguir con vida, por necesidad. Una historia que se teje (como todas) a través de los vínculos, que nos crean, que nos transforman y que nos salvan. Una narrativa disruptiva y plebeya, una cascada de palabras que, al salir de la boca, se miran al espejo y se encuentran en un chat. Una conversación que se vuelve poema. Un intento, desesperado y vano, de volver al pasado. Una voz suplicando al cielo conocer alguna orilla, salpicada por todas las despedidas, que no pudieron ser. Una llamada obstinada, que alimenta la pulsión de dar testimonio de una generación (la de los hijos de los sobrevivientes del incendio que fue la dictadura, que parece haberlo destrozado todo) pero que, también, se cuestiona, se reinventa, y pelea, hasta el final.



Suave vorágine (2023)
Todavía se le exige al arte que sea obediente, ordenado, independiente, que venda, que no se incline. Y se le exige al artista que no pertenezca a un lado o a otro, que no se le note, que sea útil, apolítico, que sea libre. Libre de sus verdades y sus ideas, lo que significa ser libre de lo que ama, de su dolor, de su rabia y de lo que le conmueve. Libre de sí mismo y de los otros cuando la necesidad de hacer arte surge desde siempre de la urgencia de decir, de compartir ese lenguaje secreto y misterioso que al nombrarlo me muestra en alguien más.
Quienes transitamos estos tiempos, sabemos que la palabra escrita por mujeres fue y será una huella, un testimonio vivo en la historia de nuestra libertad.
Nina escribe y afila las palabras para reclamar justicia, comida, techo y poesía en la Tierra que como decía Lorca, da sus frutos para todos.






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