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lunes, 3 de octubre de 2016

Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, nació en Sevilla el 17 de febrero de 1800, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados, José Domínguez Bécquer. TAnto Gustavo Adolfo, como su hermano, el pinto Valeriano Bécquer, adoptaron este apellido como en primero en la firma de sus obras.
Cuando tenía cuatro años, falleció su padre. En 14846, con diez años, Gustavo Adolfo ingresó en el Colegio de San Telmo de Sevilla (institución mixta que acogía también a niños huérfanos). Al año siguiente, en febrero de 1847, los hermanos Bécquer quedaron también huérfanos de madre, y fueron adoptados entonces por su tía materna.
Cerraron ese mismo año el Colegio San Telmo y Gustavo Adolfo decidió irse a vivir con su madrina, Manuela Monnehay Moreno, joven de origen francés y acomodada comerciante, cuyos medios y sensibilidad literaria le permitían disponer de una mediana pero selecta biblioteca poética. En esta biblioteca empezó Gustavo Adolfo a aficionarse a la lectura. En 1854 marchó a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura, pero no tuvo mucha suerte y sufrió una gran decepción y sobrevivió en la bohemia de esos años. Para ganar algún dinero el poeta escribe, y bajo el seudónimo de Gustavo García, comedias y zarzuelas en las que satiriza el ambiente burgués y antiartístico que le rodea.
En 1857, apareció la tuberculosis, que le habría de llevar posteriormente a la tumba. Tuvo un modesto empleo dentro de la Dirección de Bienes Nacionales y perdió el puesto al poco tiempo. Su pesimismo va creciendo día a día y sólo los cuidados de su patrona en Madrid, de algunos amigos y de su hermano Valeriano le ayudaron a superar la crisis.


Hacia 1858 conoció a la cantante de ópera Julia Espín, en la tertulia que se desarrollaba en casa de su padre, el músico Joaquín Espín y Guillén, de la que se enamoró y empezó a escribir sus primeras rimas. La relación no llegó a consolidarse porque ella tenía más altas miras y le disgustaba la vida bohemia del escritor, que aún no era famoso.
Entre 1859 y 1860, amó apasionadamente a una dama de Valladolid, de la cual no se sabe quien era a ciencia cierta, la cual abandonó a Gustavo Adolfo y este se sumió en la desesperación. El 19 de mayo de 1861 se casó precipitadamente con  Casta Esteban y Navarro, con la que tuvo tres hijos. Bécquer consigue un puesto como redactor del nuevo diario  El Contemporáneo. En este periódico, y hasta su desaparición en 1865, haría crónica de salones, política y literatura. Gracias a a esta remuneración vivieron los recién casados. En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo en Noviercas (Soria) donde poseía bienes la familia de Casta y donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y su recreo. Empezó a escribir más, para alimentar a su pequeña familia, y fruto de ese intenso trabajo, nacieron varias de sus obras.
En 1863 padeció una grave recaída en su enfermedad. Para recuperarse, Bécquer se trasladó con su hermano a vivir al Monasterio de Veruela (Zaragoza), situado en las faldas del Moncayo y cuyo aire puro era conocido como tratamiento para la tuberculosis. Allí sería donde escribiría sus famosas cartas y también varias de sus leyendas. A pesar de la breve estancia, que no llegaría a un año, esta etapa constituye una parte fundamental de la producción artística de Gusto Adolfo.
Tras su recuperación, ambos se marcharon a Sevilla con su familia. Es nombrado censor de novelas en 1964 y el escritor vuelve a Madrid, donde desempeña este trabajo hasta 1867, año en el cual nace su segundo hijo, Jorge Bécquer.
1868 no es un buen año para Gustavo Adolfo: Casta le es infiel, su libro de poemas desaparece en los disturbios revolucionarios y para huir de ellos se marcha a Toledo donde permanece durante un corto periodo de tiempo, y en diciembre nace en Noviercas su tercer hijo, Emilio Eusebio, dando pábulo a la rumorología, la cual dice que este hijo es del amante de Casta.
En septiembre de 1870 fallece su inseparable hermano y colaborador en muchos de sus trabajos, que le sume en una honda tristeza. En noviembre fue nombrado director de una nueva publicación, El Entreacto, en la que apenas llega a publicar la primera parte de un inconcluso relato.
Posiblemente a causa de un enfriamiento invernal en la primera quincena de diciembre, su ya precario estado de salud se agrava y muere en Madrid, el día 22 de ese mismo mes. En sus últimos días de vida, pidió a su amigo, el poeta Augusto Ferrán que quemase sus cartas, que publicasen sus obra y que cuidasen de sus hijos. Fue enterrado al día siguiente en Madrid. En 1913, los restos de los dos hermanos fueron trasladados a Sevilla, reposando primero en la antigua capilla de la Universidad y desde 1972 en el Panteón de Sevillanos Ilustres. Hay un monumento en recuerdo a Gustavo Adolfo en el centro de Sevilla.







Libros leídos:
- Rimas y Leyendas (1858-1864)**

  Las Rimas de Bécquer son una de las más conocidas colecciones poéticas del siglo XIX. Exponente de una lírica incómoda y modernista en el corsé romántico de la época. A su vez, las Leyendas, son narraciones fantásticas de tono intimista y lúgubre, basadas en su mayoría en relatos populares.

  "Si bien es verdad que lo leí siendo una adolescente y su poesía sencilla y romántica, con esa edad parece que te atrapa más el alma, no se puede discutir que Bécquer es uno de los grandes poetas de nuestra historia, y a pesar del paso de los años, sus poemas perduran en algún rincón de la memoria. Entre las Rimas y las Leyendas, me quedo siempre con las Rimas, pero las leyendas, para los amantes de las historias góticas, saciarán sus fantasías".

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