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martes, 13 de diciembre de 2016

Pío Baroja

Pío Baroja y Nessi nació el 28 de diciembre de 1872 en San Sebastián (Guipúzcoa), en el seno de una familia acomodada de la ciudad, relacionada con el periodismo y los negocios de imprenta.
Al nacer se convirtió en el tercero de tres hermanos: Darío, que le llevaba tres años y Ricardo con el que se llevaba dos años.
En 1879 se trasladó toda la familia a Madrid y allí estuvieron viviendo, hasta que un nuevo destino del padre obligó a la familia a trasladarse a Pamplona (Navarra). Pío y Ricardo tuvieron que acomodarse a un nuevo instituto. En 1884 nace su hermana menor, Carmen. El abuelo de Pío abrió una fonda en el piso del mismo edificio donde vivía la familia y el joven Pío veía pasar por el local a toreros, compañías de títeres, cantantes, escritores...
El padre volvió a aceptar un nuevo traslado en su trabajo, en esta ocasión a Bilbao (Vizcaya), pero el grueso de la familia regresó de nuevo a Madrid en 1886 por intercesión de la madre, cansada de tanta mudanza. Serafín, el padre, visitaría periódicamente Madrid para ver a su familia y San Sebastián para cultivar las amistades de la infancia.
Darío y Pío comenzaron a ir a una academia preparatoria para el ingreso en la Escuela Politécnica, recién fundada. Pío acabó el bachillerato en el Instituto San Isidro. Tras presentarse al examen de bachillerato, Pío decidió estudiar la carrera de medicina iniciando el preparatorio correspondiente. Hasta el último instante estuvo indeciso si estudiar la carrera de medicina o la de farmacia. En los exámenes finales aprobó todas las asignaturas, excepto química.
Durante los veranos, para escapar del calor de Madrid la familia solía reunirse en San Sebastián y Pío consiguió aprobar en septiembre la asignatura que le faltaba para ingresar en la facultad. SU padre también regresó a Madrid, debido a un nuevo traslado.
Como estudiante de medicina no destacó, más por falta de interés que de talento, ya que ninguna profesión le ataría, excepto la de escribir. Durante su periodo de prácticas en el Hospital de San Juan de Dios, el de San Carlos y en el General, descubrió su indiferencia por la profesión sanitaria. Es durante este periodo cuando comienza a escribir relatos cortos.


Realizando el cuarto año de carrera, ofrecieron al padre un cargo en Valencia, que de nuevo obligo a la familia a trasladarse, continuando los dos hermanos sus estudios en esta nueva ciudad. Píos acude frecuentemente al Hospital General Universitario y centra su trabajo en concluir sus estudios lo antes posible. Se licenció en Valencia, pero marchó a Madrid para doctorarse. Durante este periodo inicia su carrera peiodística escribiendo artículos en La Unión Liberal de San Sebastián, así como en algunos periódicos madrileños como La Justicia. Su hermano Darío fallece durante las fiestas navideñas de 1894 a causa de la tuberculosis y la melancolía y la pena hicieron a la familia trasladarse a una casa en Burjasot (Valencia) para escapar de la ciudad.
Pío se centra en el doctorado con el objeto de no prolongar sus estudios y finalmente presenta en 1896 su tesis. Regresa a Valencia y allí se entera de una vacante de médico rural en Cestona (Guipúzcoa). No había más candidatos y se la concedieron sin problema. Su madre y su hermana Carmen se trasladan a Cestona cuando Baroja se instala en un caserón. La vida de doctor rural penosa y muy mal remunerada. Es entonces cuando a su padre le nombran Jefe de Minas de la provincia de Guipúzcoa, con residencia en San Sebastián. Baroja bandonó la plaza de Cestona definitivamente.
Tras su experiencia interrumpida como médico rural decide regresar a la bulliciosa Madrid, donde decide encargarse de la panadería que dirigía su hermano Ricardo.
Instalado en Madrid, empezó a colaborar en periódicos y revistas, simpatizando con las doctrinas sociales anarquistas, pero sin militar abiertamente en ninguna. Su madre y su hermana regresan nuevamente a su vera en Madrid y cierran la panadería.
Baroja fuer acercándose cada vez más al mundillo literario y estrechó una especial amistad con Azorín y Ramiro de Maeztu. Durante un breve periodo de tiempo formaron el llamado Grupo de los Tres.
En 1899 Baroja realizó el primero de sus numerosos viajes por Europa. Fue a París, llevando en el equipaje ideas para una primera novela. Sin embargo tampoco escapó a su curiosidad la propia España, que recorrió periódicamente por medido de un gran número de excursiones con diversos familiares, amigos y escritores. Todos estos periplos a comienzos del siglo XX fecundaron su creatividad novelística y coinciden con su periodo literario más fértil: en el fue gestando, con su conocimiento de entornos y personas, los tipos, ambientes y paisajes que luego poblarán sus novelas.
El periplo de Baroja por Europa y España se extendió también a la misma ciudad de Madrid en la que residió largos años.
En 1903 estuvo en Tánger como periodista corresponsal de prensa escrita de El Globo. Viajó después por toda Europa, residiendo varias veces en París con su hermana Carmen. Estuvo algún tiempo en Londres, y pasó por Italia, Bélgica, Suiza, Alemania, Noruega, Holanda y Dinamarca. En 1902 se establece la familia en Madrid y allí estuvieron viviendo hasta que falleció el padre en 1912 y se casó su hermana. Desde 1912 los veranos los pasarían en Vera de Bidasoa (Navarra).
En 1900 publicó su primer libro, una recopilación de cuentos, la mayoría escritos en Cestona sobre gentes de esa región y sus propias experiencias como médico. Compró un caserío del sigo XVII totalmente destartalado en Vera de Bidasoa y lo fue restaurando poco a poco, donde pasaría los veranos con la familia, que se instaló en Vera de Bidasoa, donde falleció su padre Serafín. Tras la muerte del padre y las bodas de su hermano y hermana, Pío y su madre se quedaron solos en el caserío.
En mayo de 1935 fue admitido en la Real Academia Española y en septiembre de ese mismo año fallece su madre.
En el verano de 1936, veraneando en Navarra, fue arrestado por las fuerzas carlistas que se dirigían desde Pamplona a Guipúzcoa y le retienen en el pueblo de Santesteban. Tras ser liberado, regresa de nuevo a Vera de Bidasoa, Baroja decide evitar problemas y se traslada a Francia, inicialmente a San Juan de Luz y posteriormente a París, en el Colegio de España de la Ciudad Universitaria.
El 13 de septiembre de 1937, tras un año de exilio, a BAroja le conceden un salvoconducto y regresa a España a través de Irún (Guipúzcoa).
Inicia una serie de viajes de ida y regreso a España hasta el final de la guerra, regresando definitivamente en 1940, estableciéndose entre Madrid y Vera de Bidasoa. Siguió escribiendo y publicando novelas, aunque sufrió algunos problemas con la censura, que no le permitió publicar su novela sobre la Guerra Civil, siendo esta finalmente publicada en 2006.
En sus últimos años fue un gran paseante por el Parque del Buen Retiro madrileño, por lo que se le levantó allí la estatua que guarda su memoria. Nunca estuvo casado y no dejó descendencia.
Su hermana Carmen falleció en 1949 y su hermano Ricardo en 1953. Afectado poco a poco por la arterioesclerosis, Pío falleció el 30 de octubre de 1956, y fue enterrado en el Cementerio Civil de Madrid como ateo, con gran escándalo de la España oficial, a pesar de las presiones que recibió su sobrino, el antropólogo Julio Caro Baroja, para que renunciase a la voluntad de su tío. Su ataúd fue llevado a hombros por Camilo José Cela, Ernest Hemingway asistió al sepelio y John Dos Passos declaró su admiración y deuda con el escritor.





Libros leídos:
- Las inquietudes de Shanti Andía (1911)**

  El protagonista de Las Inquietudes de Shanti Andía va recopilando, en su vejez desengañada, los fragmentos de un diario escrito en diferentes épocas de su vida. Por él conocemos su infancia en el pueblecito vasco de Lúzaro, su juventud soñadora en tierras gaditanas, sus venturas y desventuras como capitán de fragata y sobre todo, las fascinación por su tío Juan de Aguirre, trasunto de antiguos marinos vascos y verdadero héroe de la novela, cuya vida aventurera está plagada de pintorescas peripecias. Desde la conciencia de una vida malgastada, Shanti Andía muestra una nostalgia inmensa por el mar de antaño, que recorrían hombres llenos de impulso y de anhelo de aventura, siempre en conflicto con la sociedad convencional.

  "Una novela de aventuras y desventuras, que te hace pasar un buen rato y disfrutar de las distintas historias vividas por el protagonista con toques de humor, amor y el anhelo de la libertad que todos buscamos".

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