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miércoles, 27 de enero de 2016

Antoine de Saint-Exupéry

Antoine Marie Jean-Baptiste Roger Conde de Saint-Exupéry nació en Lyon el 29 de junio de 1900, en una familia aristocrática, teniendo una infancia feliz, pese a la temprana muerte de su padre. Fue un alumno poco brillante. Estudió en la Escuela Naval y ante su fracaso en la misma se oriento hacia las artes y la arquitectura. Se hizo piloto cuando estaba cumpliendo el servicio militar en 1921, en Estrasburgo.
En 1926 entra en la compañía Latécoère y transporta el correo de Toulouse a Senegal, antes de marcharse a Sudámerica en 1929. En esta época comienza a publicar sus primeras novelas.
En Buenos Aires conoció a su esposa, la millonaria salvadoreña Consuelo Suncín. Allí fue nombrado director de la empresa Aeroposta Argentina,filial de la francesa Aéropostale, donde se encargó de organizar la red de América latina.


A partir de 1932, y tras la bancarrota de Aéropostale, Saint-Exupéry se dedica de pleno al periodismo y la escritura. Realiza reportajes sobre Vietnam en 1934, Moscú en 1935 y España en 1936. No dejó nunca de volar como piloto de pruebas y efectuó varios intentos de récords, muchos de los cuales terminaron con graves accidentes, como en el desierto egipcio en 1935 o en Guatemala en 1938.
Tras el armisticio, forzado por la invasión alemana, se marcha a Nueva York para intentar que los americanos entren en guerra y se convierte en una de las voces de la resistencia.
Después de 27 meses en Estados Unidos, Saint-Exupéry regresa a Europa para volar con las Fuerzas francesas libres y luchar con los aliados en un escuadrón aéreo.
En la primavera de 1944, va a Cerdeña y luego a Córcega en una unidad de reconocimiento para fotografiar distintas zonas pensando en un posible desembarco en Provenza, pero su avión desapareció en uno de esos vuelos el 31 de julio de 1944. Los restos de su avión fueron recobrados en el año 2000.






Gran Premio de la Academia Francesa 1939
National Book Award 1939






El principito (1943)
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días. La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náugrafo sobre una balsa en medio del océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía: -Por favor..., ¡dibújame un cordero!

"Poco puedo decir que no se haya dicho ya de esta pequeña joya literaria y que da igual los años que pasen, consigue cautivar por su frescura a la par que por su profundidad".








El aviador (1926)
Primera novela del escritor francés






Correo sur (1928)
Jacques Bernis es un joven piloto de la Compañía Latécoère, encargado del transporte aeropostal, vía España, Marruecos y Mauritania, desde Toulouse hasta Dakar, donde el correo se embarcaba con destino a América del Sur. Durante estos trayectos, Bernis rememora nostálgico su infancia a la vez que se enfrenta a los innumerables peligros propios de la labor de estos pioneros de la aviación.
Prendado por Genoveva, ésta se ha casado con Herlin, con quien mantiene una tensa relación, agravada por la enfermedad de su hijo. Para él, dicha enfermedad es un castigo de Dios que recae sobre la madre. Desbordada, Genoveva ansía evadirse de esta irrespirable atmósfera de angustia y desasosiego. Tras la muerte de su hijo, huye de su casa para hallar refugio en los brazos de Bernis.
Pronto toma consciencia de la imposibilidad de ofrecer a Genoveva la vida que ella desea: "Una cosa es el amor, y otra la vida", piensa Bernis. Poco después será él quien busque refugio en su propia soledad, en lugares tan divergentes como una iglesia o un cabaret, sin encontrar su sitio más que en la carlinga o en el propio desierto.
Una vez "se desata de Europa", hace escala en Casablanca y Agadir para proseguir hacia Cabo Judy, adonde nunca llegará: un comunicado anuncia la muerte del piloto.





Vuelo nocturno (1931)
De los tres pilotos que surcan los mares de la noche por el cielo de Sudamérica, uno de ellos, perdido en una tempestad de nieve y fuego, no volverá. Entre tanto, Rivière, el creador de los vuelos nocturnos, un personaje duro e inflexible, empieza a preguntarse por el sentido de su vida y de su obra, hasta tomar una decisión que parece "inhumana" por "inexpresable". Vuelo nocturno es la epopeya de aquellos pioneros de la aviación que ofrendaron sus vidas en aras de la "acción" y del progreso.






Tierra de hombres (1939)
Gran Premio de la Academia Francesa
National Book Award
El 30 de diciembre de 1935, el avión pilotado por Antoine de Saint-Exupéry y su amigo André Prévot, que había despegado de Nueva York rumbo a Tierra de Fuego con exceso de combustible, se estrella en el desierto del Sáhara. Tras cinco días de coma y mientras convalece del terrible accidente, Saint-Exupéry escribe "Tierra de hombres" con la perspectiva de quien contempla el mundo desde la soledad de una cabina de avión. Escribe con la nostalgia de una infancia feliz y perdida, escribe para evocar el duro aprendizaje del oficio de aviador, homenajear a los compañeros Mermoz y Guillaumet, mostrar la Tierra a vista de pájaro, revivir el accidente sufrido junto a Prévot o revelar los secretos del desierto. Pero lo que de verdad aspira a decirnos es que vivir es aventurarse a buscar el misterio oculto tras la superficie de las cosas; la posibilidad de encontrar la verdad dentro de uno mismo y la urgencia de aprender a amar, único modo de sobrevivir a este universo deshumanizado.





Piloto de guerra (1942)
Esta novela de Saint-Exupéry está escrita cuando el escritor francés está exiliado en Nueva York. Teniendo por misión hacer que los estadounidenses entraran en la guerra, se sirve de esta obra para recordarles cuán dura había sido la batalla de Francia.





Carta a un rehén (1944)
Este libro nace de un prologo a una obra de Léon Werth, a quien Sain-Exupéry dedicó El principito. Más tarde, las referencias a este amigo judío desaparecen, para evitar las suspicacias antisemitas y, Léon Werth pasa a convertirse en "el rehén", el ser humano universal y anónimo capaz de reconocer al otro a través de un gesto instantáneo, común con el enemigo, y de trocarlo en viajero de la misma aventura de vivir. Al compartir un cigarro, el rehén y su captor abren la compuerta que los mantenía fijos en sus roles: es el momento de descubrir la mutua humanidad, de arrancarle al futuro un nuevo hermanamiento.





Ciudadela (1948)
Este libro reúne las notas que Saint-Exupéry dejó inéditas cuando desapareció en 1944 sobre en Francia en misión de guerra. Con la voz de un príncipe del desierto, a quien su padre el rey transmite la sabiduría adquirida durante su larga existencia, y bajo la forma de un diario que abarca toda clase de reflexiones, es en esta obra, más que en cualquiera de sus libros de ficción, donde se plasma con mayor profundidad el mundo interior de Saint-Exupéry, su filosofía de la vida. Sus principales temas reaparecen aquí con una nueva dimensión espiritual, desnuda y trascendente. La necesidad de volver a la esencia de las cosas y las ideas, el deseo de encontrar un orden social y espiritual, el abandono de uno mismo, el sentido de la fe y la experiencia humana, son los puntos cruciales de un camino místico.







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