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miércoles, 31 de julio de 2019

La bibliotecaria de Auschwitz


Premio Troa

Sobre el fango negro de Auschwitz que todo lo engulle, Fredy Hirsch ha levantado en secreto una escuela. En un lugar donde los libros están prohibidos, la joven Dita esconde bajo su vestido los frágiles volúmenes de la biblioteca pública más pequeña, recóndita y clandestina que haya existido nunca. En medio del horror, Dita nos da una maravillosa lección de coraje: no se rinde y nunca pierde las ganas de vivir ni de leer porque, incluso en ese terrible campo de exterminio, "abrir un libro es como subirte a un tren que te lleva de vacaciones".

"Una historia sobre el horror, una historia sobre la supervivencia a través de los ojos de Dita, testigo real de la barbarie humana. Escrita de manera excepcional por Antonio G. Iturbe, te llega la crudeza de la realidad sin paliativos de todo lo que sucedió en los campos de exterminio y te atrapa de tal manera que no puedes dejar de leer un sólo instante y en el momento que dejas de hacerlo, tu cabeza no para de dar vueltas deseando volver a coger el libro nuevamente y retomar sus líneas. Reparte momentos terriblemente duros que te dejan sin aliento pero también se cuelan entre sus páginas momentos de dignidad, solidaridad, ternura y a pesar de todo...esperanza".

"A lo largo de la historia, todos los dictadores, tiranos y represores, fuesen arios, negros, orientales, árabes, eslavos o de cualquier color de piel, defendieran la revolución popular, los privilegios de las clases patricias, el mandato de Dios o la disciplina sumaria de los militares, fuera cual fuese su ideología, todos ellos han tenido algo en común: siempre han perseguido con saña los libros. Son muy peligrosos, hacen pensar".

"Habrá quien no comparta esa fascinación por que algunas personas se jugaran la vida para mantener abierta una escuela secreta y una biblioteca clandestina en Auschwitz-Bikernau. habrá quien piense que es un acto de valentía inútil en un campo de exterminio, cuando hay otras preocupaciones más perentorias: los libros no curan las enfermedades ni pueden utilizarse como armas para doblegar a un ejército de verdugos, no llenan el estómago ni quitan la sed. Es cierto: la cultura no es necesaria para la supervivencia del hombre, únicamente lo es el pan y el agua. Es verdad que con el pan para comer y el agua para beber sobrevive el hombre, pero sólo con eso muere la humanidad entera. Si el hombre no se emociona con la belleza, si no cierra los ojos y pone en marcha los mecanismos de la imaginación, si no es capaz de hacerse preguntas y vislumbrar los límites de su ignorancia, es hombre o es mujer, pero no es persona; nada lo distingue de un salmón, una cebra o un buey almizclero".


2012





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